Punk Casa Hemeroscopium
Thomas Bernhard, Nina Hagen, Ingeborg Bachman... y tu abrigo de zorro falso, Yolanda
“Es lo más parecido, dentro de la arquitectura contemporánea, a la Action Painting norteamericana. Es como la unión de las gotas de Pollock y los grandes trazos de Kline”
Antón García Abril.
Una vez estudiada, inspirada y resuelta la visión de la casa para experimentar ansiedad, la Casa Hemeroscopium se levantó en siete días, como Dios, como la creación del mundo en el Génesis.
Este es un lugar de análisis de ideas arquitectónicas, un barómetro que mide la vida realmente viva con la que pasas tus días. Mis expectativas son colosales, diabólicas como la Casa Hemeroscopium. El lugar donde se pone el sol.
Y no hay nada que te provoque un ataque de pánico como la oscuridad. Yo, que amo la luz solar y el verano. ¡Por qué no soy austriaca, Bauhaus girl!- dice
Chilla como Nina Hagen.
Tampoco soy alemana, pero he descubierto que sí soy punk.
Amo, amo absolutamente y doy gracias al cielo con avemarías, igual que Ingeborg Bachmann.- dice.
Ensamble Studio, el arquitecto Antón García Abril, junto a Débora Mesa, premio 'Charles Jencks' 2019 del Real Instituto Británico de Arquitectos (RIBA).
Siete vigas de hormigón apiladas en equilibrio gracias al punto G, dice Antón García Abril, que es una piedra de granito de veinte toneladas encima de todo este lego.
Hormigón, cristal y agua.
Me fascinan las estructuras prefabricadas, y es la casa que deberías construirme, hermano que me adora, Thomas Bernhard. Y en siete días. Todo un Dios.
Si Thomas Bernhard me escribiera un libro, si tuviera un hermano, si me amara mi hermano, entonces me erigiría una construcción como el cono en el centro mismo del bosque. El centro mismo del absurdo, y por eso mismo, sublime.
Algo tipo Korrektur.
Y luego descansamos en la piscina, esta gran viga artesa llena de agua azul. Como brochazos del expresionismo abstracto. Un Franz Kline, dice, y un Roy Lichtenstein.
Pero cuánta luz.
Hasta el árbol está pensado para provocar este ataque al corazón, este enamoramiento. Visión romántica, idealista. Y me lo llevo a mi Bauhaus. Recta hasta el absurdo. Cuánta luz.
Absolutamente amo esta casa. Podría montar una banda de rock allí. Podría nadar en la infinite pool hasta el infinito, llena de energía al atardecer, hemeroscopium. Yo quiero jugar aquí, hermano.
Enamorarme de la repulsión. Jurar amor eterno al rock´n´ roll. Bañarme en esta luz, cumbres borrascosas.
Si yo fuera una retorcida, nasty gal,
totalmente loca, me construiría un hogar donde se pone el sol.Memento mori.
Corrección entonces.
Hace tiempo que quería hablar de la excentricidad austriaca, dice masticando pretzel, envuelta en pieles de zorro falso.
En el siglo pasado todos los excesos venían del corazón de Europa.
En la novela de Thomas Bernhard, el chico quiere construir la casa perfecta a la hermana. Está enamorado de ella, la adora, como si se pudiera adorar a una hermana sin que te vuelvas loco. Y es romántico, tan literario.
No me digas.
– Cállate.
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Un cono en el centro exacto del bosque.
Leí, más bien me forcé a leer esa novela hace mil años y lo dejé porque el esfuerzo era malsano.
Preferí leer Sí, con la turca, la anhedonia de esa mujer, o la desesperación, la reprimida.
Pues todo es Freud y hay que leerlo bajo las premisas psicoanalíticas vienesas.
Pero Korrektur ist ein Tortur!! Sí, como la perfección.
Gente obsesiva, pero Dios mío, el ritmo del libro, ese fraseo del demonio.
A pesar de todo este éxtasis, lo obsesivo y enfermizo que es esa mente, la del hermano... Dime, ¿por qué quieres vivir así? Bajo siete vigas de hormigón. Minimalista. ¿Qué cojones quieres?
Traumado, todos traumatizados.
A pesar de la enfermedad, la idea del cono, la casa perfecta en medio de la naturaleza se me ha quedado grabada en la mente. Y esta fotografía de la casa Hemeroscopium es sublime.
Las Rozas, Madrid.
Fotos con luz de Wuthering Heights, ese árbol borrascoso en medio. La chica Bauhaus tiene su chuchería hoy.
Sola, me tendría para él, el hermano arquitecto obsesivo del cono en mitad del bosque…
Yo quiero mirar esta casa desde cada ángulo. Y tumbarme abajo, enfrente de la V, los cristales, este porche, como una película del fin del mundo. Como Interestelar.
¡Amo, hasta enloquecer amo, y doy gracias con avemarías!

Vigas boca arriba es mi piscina, dentro de la cual voy a pasarme la vida nadando.
Brutalismo, boutade. Para quién lo construyó.
Para una ex modelo, una hermana, un amante, para sí mismo.
Quiero levantarme al amanecer y tirarme a una piscina y sentir el vacío a mis espaldas cuando haga el muerto y no oiga más que los sonidos tubulares bajo el agua y tal vez los cantos de la alondra, babas y mi respiración acelerada por los largos.
Longitud de piscina olímpica.
Ya es de noche.
¡Ésta debe ser mi casa!
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“Estos días me levanto con los abedules
y me aparto el cabello triguero de la frente
ante un espejo de hielo.
Mezclada con mi aliento
se corta la leche.
Muy temprano espumea con facilidad.
Y donde empaño los cristales con mi aliento
aparece otra vez tu nombre
dibujado con un dedo de niño: ¡inocencia!
Después de tanto tiempo.
En estos días no me duele
que sepa olvidar,
y que tenga que recordar.
Amo. Hasta la incandescencia
amo y doy gracias con avemarías.
Al vuelo los aprendí.
Estos días pienso en el albatros
con el que me alcé
y llegué a la blanca
página de un país.
Intuyo en el horizonte,
espléndido en el ocaso,
mi fabuloso continente
allá al otro lado, donde
me dejó marchar con la mortaja puesta.
¡Estoy vivo y desde lejos oigo su canto de cisne!”
Ingeborg Bachmann. “Días en blanco” -“Invocación a la Osa Mayor”
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Una colaboración con
artista y escritora afincada en Madrid.¡Ha sido un placer escribir contigo!
Bauhaus girl.
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Yolanda, la pose punk.